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lunes, 29 de septiembre de 2014

Ideas

Mi mente se llena de vacío mientras ellas, esquivas, juegan al escondite en los recovecos de mi cráneo. Intento atraparlas y se me escurren entre los dedos, con un guiño que destila descaro.

Me creo la dueña cuando no soy más que el recipiente, no soy más que el instrumento que usan para darse a conocer.
Mis garabatos son su nacimiento al mundo, que solo ellos eligen, pues, ¿Cuándo se ha podido obligar a nacer a algo? No. Mis pensamientos rehuyen de cesárea, recurriendo al método natural.

Y sin anestesia.

Me estallan el cerebro tratando de salir, mientras suplico que esperen. Me vuelven loca.

No esperan. ¿Qué entiende una idea de horarios?
¿Qué más le da ella que su instrumento esté alimentándose, o descansando?
Son animales salvajes, incontrolables. 

Caprichosas.
No tiene sentido buscarlas.
Ellas llegarán de la mano de la inspiración; y al irse, te abandonarán en el vacío, jadeante.


Te matarán.

No les importa; solo quieren salir. Ser libres.

Jóvenes ideas con estúpidos sueños de libertad.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Humano

El ser humano.
Entes que vagan sintiéndose observados por un ojo inexistente cuyo único cometido es alimentar su orgullo.
Tienen una razón para existir, sirven a un propósito mayor. O eso anhelan. Buscan un signo oculto en un panel vacío, algo que les diga que sí. Que son superiores, y un ser se preocupó de darles forma. Desean ser algo más que un caprichoso estallido de materia, sin forma ni concierto.

Anhela, busca, cree. Inventa.

Da palos de ciego intentando solucionar sus preguntas perdidas, y cierran su razonamiento a cualquier respuesta que diezme su importancia auto otorgada, negando ser simple carbono en constante evolución.
Reyes de su universo, elegidos para un desconocido fin mayor, pero que guía su vida en una travesía de penumbra, esperando siempre un signo que les de la razón.

Ciegos.
Testarudos.
Narcisistas.
La raza humana.

Yo.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Cuerdas Rasgadas

Voz muerta encerrada tras cuerdas condenadas al olvido, ocultas bajo capas de piel y tendones.
Cuerpo silenciado, por cuyo interior discurren ríos melódicos. Olvidado, como una lira de cuerdas profanadas. Como un violín sin sonido, sin alma mater que arranque con furia vibraciones para revivir el aire.

Se alzan otras músicas, vibrantes pero odiosas, sin sentido ni forma. Solo ruido, pero sin vida, pues el zumbido también puede llegar a ser hermoso.
Antaño venerado aquel cuya voz amansaba mentes, ahora condenado a vestirse de filtros si quiere llevarse un pedazo de vida a la boca.

Olvidados. Profanados.

Músicos puros que algún día se alzarán de entre las cenizas que las colillas de los hombres apresurados arrojaron sobre ellos.
Vivos de nuevo.

Like a phoenix.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Dama

Busca.

Un beso, quizás un abrazo, a veces, solo el triste amago de una sonrisa.
Retazos de cariño ya olvidados, con los que trata de cubrir las cicatrices que manchan su cuerpo.
Nadie sabe que quiere, ni siquiera ella misma.
La Dama vaga silenciosa, buscando algo que reviva su alma.

No.

Alguien.

Pureza

La vida no es pura.

Nada es impoluto.

Formamos parte de un desorden con sentido oculto, una guerra muerta que renace cada pocos años, gritando siempre en busca de la pureza eterna mientras se manchan las mentes de sangre.

Somos animales de ojos ciegos, alardeando de intuición y conocimiento, mientras la vida sigue jugando con nuestros destinos en su sala de juegos.

Creemos ser importantes, soñamos con pasar a la historia y que miles de años después; nuestros nombres resuenen en un aula llena de adolescentes con el cerebro lavado.

Animales que serán recordados en su idioma de bárbaros, mientras la naturaleza redacta su propia historia de agravios y venganza, donde somos los más buscados, por seres que se jactan de razón pero pierden la conciencia.

La raza humana se suicida en homicidios premeditados, como un juguete que se estropea dando paso a un game over definitivo.

No, la vida no es pura. Es cruel, sangrienta e injusta.

Justo como nosotros.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Fuegos Artificiales

Explota en sus ojos en resquicios de luz, hundiendo su mundo en pánico.
Dos pozos verdes hurgan en la oscuridad, cegados por el ruido que nubla su razón.

Se ahoga.

El sudor se escurre por su frente mientras trata de relajarse.
Zumba en sus oidos el terror a lo desconocido, mientras se suicidan, uno a uno, sus pensamientos.

Se lanzan al vacío llenando el mundo antes de ser nada.

Cierra los ojos.

Mirando como estallan en su cabeza las últimas chispas de dolor.

Manos manchadas

Necia y soñadora, hambrienta de sobras de cariño, en busca de una caricia olvidada en su piel y un corazón que le recuerde lo que es la música.

Niña tonta con las manos manchadas de sentimientos, que piensa en un príncipe pitufo que nunca existió. No para ella.

Sus amantes, villanos de dos al cuarto con besos sabor segundo plato. Vaga en busca de migajas de amor, confundiendo sonrisas con promesas y vendiendo su pisoteado corazón al por menor.

Ella. La adolescente perdida de los dedos llenos con poemas olvidados.

Podrías ser tú.

Pero nadie estará tan sedienta como para lamer hasta el último gramo de abrazos, tratando de dejar su adicción de coleccionar amores imposibles.

Pero la ruleta sigue girando y el mundo está lleno de cleptómanos de corazones extraviados, buscando a la niña de los ojos desvencijados.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Heridas

Está desgarrada, pero la sonrisa sigue clavada en su boca. Remienda con su piel las heridas del resto, apretando los dientes mientras se llena de dolor con cada puntada.
Sabe que está rota. Lo sabe desde siempre, pero se niega a mostrarlo.

Está desapareciendo lentamente, con cada palabra de consuelo y cada remiendo que regala.

Se pellizca los brazos y el dolor le recuerda, momentáneamente, que sigue viva.

Espera, callada, sin dejar de arreglar a la gente. Espera a que llegue alguien que pueda repararla.

Quizás alguien a quien  reparó.

Despertando Estrellas

Otro amanecer perdido entre las sábanas de una cama; tardes con sabor a café rancio y besos de despedida. Otra ciudad, otra carretera extraviada donde se reúnen los huérfanos de la vida.

Días que se escurren entre los dedos, en pedazos de atardecer olvidados, noches de luna solitaria y estrellas perezosas.

Y vago por tierras sin nombre, buscando un hogar donde respirar un poco. Harto de parajes inventados y chicas de curvas retorcidas, cansado de sacrificios y motos viejas.

Buscando  alguien con quien ir a despertar estrellas

Quemaduras de papel

En un sollozo se hundió, de rodillas, jadeante, mientras trataba de recomponerse.

Se ahogaron las golondrinas de Bécquer en el río salado que caía por su piel. Los ojos se prendaron de la tinta que manchaba el cuaderno.

En pedazos lo destrozó. Y cuando se hundían los retales en el crepitar del fuego, notó que había quemado su corazón.

Se puso la libreta en el pecho. "Te amo. Recuerda. Eso no pueden quitárnoslo". Un latido. Dos.

Luego silencio. Salió de la vida con una sonrisa pintada y los dedos manchados de sentimientos.

Locuras

A veces piensa que está loca. Entonces se da cuenta de que no es locura.

Está viva. Respira el veneno del aire y enturbia sus sentidos con sentimientos. Siente, siente todo el dolor y cada risa forzada, cada estremecimiento y cada llanto.

Sufre. Preferiría estar loca. Al menos sabría que nada es real.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Poeta

Sus ojos sabían a café y destilaba su boca lágrimas huérfanas.

Sus labios sangraban pasiones añejas mientras sus dedos cantaban letras sin melodía.

Algunos lo llamaban genio, otros, soñador. No era más que un caminante sin senda y un trovador con las cuerdas rotas.

Un alma errante, extraviada del laberinto de la muerte, fantasma abandonado entre los vivos.

No hablaba; mas dejaba a su paso una multitud suspirante y desgarrada, esperando el regreso del cantante mudo.

Unos lo llamaban fantoche, otros maestro, algunos señor.

Yo lo llamaba Poeta. Y le entregué mi corazón.

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