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domingo, 12 de mayo de 2013

Ángel


Escondida, entre el gentío, nadie la percibe, nadie la ha oído. Sus suspiros, llenos de palabras reprimidas, de te quieros  muertos, de besos escondidos.

Pasa y nadie la ve, como una sombra sin nombre, oscuridad anhelante. Tan silenciosa como el vuelo del alma, ligera como la más dulce caricia, bella como el más humilde cuadro, tan pequeña, tan pequeña y tan grande al mismo tiempo…

Por mucho que su cuerpo intente, no puede encarcelar sus sueños.

Sus alas están hechas de papel, color crema lleno de tinta, palabras pintadas. Y son enormes esas alas, tan grandes como el alma de su dueña, un alma que para no morir, sueña.

Sueña que no pertenece a nadie, que en su corazón no hay huellas, que es su propia dueña, que en pedazos no la romperán. Pero su sonrisa melancólica niega esos sueños.

Su anhelo es que lo pasado no se repita jamás. Pero si no hubiese pasado…ella no sería tal. No sería un ángel de palabras, con alma de papel y corazón para tintar.

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