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miércoles, 20 de agosto de 2014

Azul

Desde la arena observa el vaivén indeciso de las saladas lágrimas, mientras sus pies se anclan en el ardiente manto sobre el que reposa su cuerpo. Sus cascos le alejan del mundo. 

Gritos de libertad y cánticos de nostalgia cruzan por sus sentidos; sin lograr silenciar el poderoso sonido de las olas al suicidarse por un beso de la arena. 

Sueña con hundirse en el agua. Alejarse del ser humano. Suspira y clava sus ojos en el horizonte. Espera un cambio que no llega.

Allí sigue ella, perdida en el azul lejano. Sus ojos anclados en el mar, su cuerpo, estatua de sal.

Y su mente en el fondo del mar, besándose con sirenas.

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