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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Pureza

La vida no es pura.

Nada es impoluto.

Formamos parte de un desorden con sentido oculto, una guerra muerta que renace cada pocos años, gritando siempre en busca de la pureza eterna mientras se manchan las mentes de sangre.

Somos animales de ojos ciegos, alardeando de intuición y conocimiento, mientras la vida sigue jugando con nuestros destinos en su sala de juegos.

Creemos ser importantes, soñamos con pasar a la historia y que miles de años después; nuestros nombres resuenen en un aula llena de adolescentes con el cerebro lavado.

Animales que serán recordados en su idioma de bárbaros, mientras la naturaleza redacta su propia historia de agravios y venganza, donde somos los más buscados, por seres que se jactan de razón pero pierden la conciencia.

La raza humana se suicida en homicidios premeditados, como un juguete que se estropea dando paso a un game over definitivo.

No, la vida no es pura. Es cruel, sangrienta e injusta.

Justo como nosotros.

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