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martes, 17 de diciembre de 2013

Alas Quemadas

Lleva años escuchando leyendas de héroes que lo consiguieron, meses soñando con hacerlo, pero su fuerza de voluntad flaquea y finalmente sus sueños entierra. Entre suspiros, se obliga a pensar que son solo ilusiones que nunca podría realizar, y mata a la voz que susurra que puede mucho más, pero ella se cree Ícaro, y nota sus alas tirando hacía el mar. No piensa que sus alas no son de cera y plumas, sino que son de sueños, talento y trabajo. Necesita ayuda, necesita un tirón que la saque del hoyo donde su depresión la tiene presa, solo necesita un empujón para tirar lejos sus cadenas. Es su propia carcelera, es ella la que a pedradas rompe sus alas, porque tiene miedo de despegar, tiene miedo de hundirse más abajo y morir sin saber vivir. Quizás es hora de que olvide todo y empiece de nuevo, que olvide volar y camine lejos, hasta encontrar su sitio. Una vez allí, saltará de la colina más alta, con su paracaídas de sueños. Y nadie podrá derribarla.

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