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martes, 7 de julio de 2015

Anomalías Salvajes

El tiempo pasa indecentemente, dejando sus huellas en mi piel, mi cabello, mis ojos. 

Esos ojos verdes de niña inocente hace mucho que dejaron de ver el mundo, y ahora, unos color marrón sucio miran cansados a su alrededor. Ojos cansados tras gafas desgastadas, ventanas de un cuerpo dormido y un alma cada vez más vieja. 

El tiempo no perdona y yo tengo demasiados pecados. Viví demasiado lento creyendo que podría escapar y malgasté mi aire en suspiros. 

Ahora, vieja, cansada, quejumbrosa, veo caer las hojas en el agua y dejarse llevar río abajo. Una sonrisa en mis labios secos, aburridos y dormidos por el aire que los lame lentamente. 

El tiempo. Compañero traicionero que nunca abandona. 

Un segundo.
Algo de vida tras dos cristales sucios. 

Desaparece. 

Anomalías salvajes.


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