Te quiero como quiero a mi personaje favorito, oscuro
amasijo de tinta sujeto a los designios de un destino que no puede
cambiar.
Te quiero en la distancia, silenciosa pasando las páginas
cuarteadas de tu vida, cerrando los ojos cada vez que me robas un
latido.
Te quiero como esa niña que se enamoró de una estrella
fugaz en una noche de invierno, como el fuego que devora, insaciable,
pilas de sueños.
Te quiero como los viejos poetas, de ojos cansados y dedos
temblorosos, con la boca llena de rimas y una chispa de vida rozando el
corazón.
Te quiero en tu mundo de maravillas en el que no tengo lugar, donde soy una simple espectadora de tus delirios.
Te quiero mojada, desde una borrascosa cumbre en la que mis pies resbalan y peligra mi vida.
Te quiero como el cuervo persigue la codicia con cada batir de plumas negras, con cada brillo rapiñado.
Te quiero como a ese personaje de novela antigua con quien soñaba de pequeña y a quien nunca pude llegar.
Algún día cerraré nuestro libro, igual que cerré los anteriores.
Pero seguirás siendo mi personaje de las sombras, en su trono de sueños al que no puedo escalar.
Y te seguiré queriendo.
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