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jueves, 9 de julio de 2015

Ven.

Acércate. 

Te veo mirarme, toma un vistazo mejor. ¿Te da miedo ver las cicatrices? 

Creía que ya sabías, no soy más que un montón de piel junta con puntadas de esquizofrenia. Vacía por dentro, con unos ojos preciosos. Mis ideales están escritos a fuego en cada célula, pero hace mucho que dejaron la central. 

Acércate. 

Mírame y di si ves algo que valga la pena. ¿No puedes mentirme a la cara? 

Dos manos tuertas buscando alejarse de un cuerpo putrefacto, hundido en la miseria de su propia humanidad. De qué sirve seguir caminando si de quién quiero huir es de mí misma.  Huir de estos músculos de serie, deshacerme en el aire de una noche sin luna. Cuando nadie pueda verme. 

Acércate. 

Clava tus ojos en los míos y recuérdame que sigo viva. Me estoy olvidando de respirar. Tócame, roza mis heridas sin el odio que hay en mis dedos. Camina a mi lado y esquivemos los cristales que cortan los sueños. ¿Vienes en este salto de fe? 

Acércate. 

Hace tiempo que dejé de creer. Necesito que me atravieses el alma, que me devores, renacer trozo a trozo. Si crees lo suficiente en mí, quizás se curen las heridas. 

Date prisa.

Me estoy desangrando.

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